El joven que lucha como Evelyn

¡Vamos Evelyn!

Vamos Evelyn, no se quede callada, por tanto callar se pudre Costa Rica. El 11 de abril del 2016 con ese discurso una niña de 12 años le movió el piso a media Costa Rica. No es fácil ponerse al frente de ese montón de corbatas, sacos y vestidos de gala; y soltarlo todo como una campeona, pero sobre todo como una joven con dignidad que tuvo la oportunidad de decir con un micrófono lo que la mayoría de costarricenses quiere decir, y también necesita oír.

Querido lector de mi blog, siendo ya joven adulto no le llego a las rodillas a esta adolescente. Ojalá a mis 12 años hubiera tenido ese ímpetu para no ser un indiferente más del mundo que me rodeaba. Pero también déjeme enterarlo de que esa joven no es una ninguna excepción. Sirviendo desde hace años en la Pastoral Juvenil y jugándomela con los muchachos toreando en el mismo ruedo con ellos me he dado cuenta que, para la esperanza de todo un pueblo, son cada vez más los jóvenes como Evelyn. El tico es muchas veces pesimista, augurarero de malas noticias, y los jóvenes somos los primeros en recibir las flechas sobre lo que está mal en el país.

Cada semana estoy con muchos jóvenes que cambian el mundo desde dentro, un encuentro les ha cambiado la vida y ahora desde sus realidades tratan de vivir ese cambio. Son jóvenes normales, a veces muy normales, siguen teniendo sus luchas y sus miedos, pero ahora no siguen la corriente sino que se riñen contra un mundo que les propone actitudes destructivas. Jóvenes como Evelyn, con consciencias formadas, con caídas muy reales, pero con determinación de acero. Son jóvenes a los que la Tocola no los convence, que no se tragan lo que les anuncia la Nación o Teletica, que no se desviven por una marca, que no se creen la gran mentira de Combate, que no le aplauden al circo que es la Asamblea Legislativa.

Tampoco son anarquistas, no son jóvenes enojados con la sociedad, ni ingenuos constructores de castillos en las nubes, y mucho menos resentidos quejosos que se alzan contra la autoridad. Viven en el mundo, pero no son del mundo. Ellos hacen el cambio, tienen un tesoro tan grande que saben que nadie les podrá quitar: tienen esperanza. Saben que tanta belleza no puede acabar en la nada, sueñan y viven sus sueños, saben que no están atados a las riquezas, han descubierto que lo más bello de la vida no se compra con algo tan corriente como el dinero. Sudan, se cansan, se caen pero vuelven a intentarlo, estudian, trabajan, sirven, aman, oran, destruyen y construyen en un mismo día.

Costa Rica necesita ser joven de nuevo, necesita soñar como los jóvenes y con los jóvenes. Necesita culpar menos, quejarse menos, proponer más, ser más solidaria. No es sólo decir que Costa Rica necesita más jóvenes como Evelyn: ¡Ya los tiene!, y necesitan que les pongan atención. Que no les cierren las puertas en las universidades estatales porque no pasan un examen de admisión, que las argollas no los excluyan de oportunidades de un empleo digno, que los bancos no les cierren el crédito a sus proyectos, que las televisoras dejen de llenarles la cabeza con narconovelas e ideologías de género huecas sin pies ni cabeza, que las leyes no permitan que le vendan droga en la esquina del barrio o en la salida del colegio, que se respeten sus creencias y no sufran persecución ideológica por vivirlas.


Evelyn, usted es una campeona. Y bendito Dios que usted no es la excepción, usted fue la voz de la mayoría de jóvenes costarricenses que ya están cansados pero no se dan por vencidos. Es muestra de los jóvenes que buscan la Verdad, se dejan transformar por la verdadera Belleza, que viven la Bondad, y por qué no, se abren sin miedo a la Santidad. En las más grandes crisis Dios se encarga de hacer surgir las personalidades más valientes, y como dijo Evelyn, ¡vamos jóvenes que es nuestra hora!

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