El joven que no se va a morir
No me voy morir, cantaba hace poco una canción que parecía en esta pequeña frase exponer la expectativa del colectivo juvenil actual. Este artículo no es una crítica ni mucho menos una generalización, si fuera así yo sería el primer en recibir la pedrada pues para escribir esto antes que ver hacia fuera tuve que mirar hacia dentro. En los ambientes juveniles pasamos recientemente de la muy conocida sociedad plástica engullida por el dragón del materialismo a una sociedad líquida donde todo lo definitivo ha quedado en la arbitrariedad. Ya ni siquiera contamos con la frialdad de la superficialidad que pone al joven después de tocar fondo en encuentro con valores más altos, ahora vivimos la tibieza de no tomar bandos y quedarse en un intermedio acallador de consciencias que nos estanca en un hoy eterno. El joven hoy sufre del dolor que llega más profundo: el dolor silencioso y sistemático del sinsentido . No se le ofrece a la juventud un “más allá”, reina u...