El joven y el sacerdote que llora
Hay una voz que habla fuerte dentro de mí que impide que mantenga mi silencio, y es justamente por eso que hasta ahora que se calmaron las aguas y que todos (propios, ajenos e invitados) dieron su reconfortante bálsamo o su intoxicante veneno que me puedo expresar. Las palabras cortan más profunda y letalmente que las armas, y en eso no hay cara en que persignarse porque todos somos culpables. Pero Costa Rica se convirtió en un hervidero de opiniones y nos hemos creído que las opiniones cambian al mundo. Y su frente de guerra, las redes sociales, se han convertido en un catalizador de estas opiniones, hablan el sabio y el ignorante en la misma pantalla y sus expresiones, uno con la razón y el otro con el hígado, se foguean en la misma cancha. Un sacerdote que se equivoca sufre una cacería de brujas, su vida está en la palestra más que la de cualquier otra persona, tal vez la fascinación con el morbo de la sociedad siempre quiere poner a Dios y a sus ministros al borde de l...